A la muerte *


®Ernesto Abundis Martinez
* Facsimilar

No se cuanto te he esperado desde esta parte de luz con piel de piedra, te he pensado. Creo que me llegas como sonido, espejo, arco, sueño, arena, sal. La gente siempre hablaba de ti, pero era siempre increíble la capacidad con la que te olvidaban. Te vestían por lo general de negro, te suponían suave, tenebrosa, violenta, dócil, festiva, eras un contraste bello parecido a un atardecer que agoniza en las manos del mar. Me empecé a enamorar de ti, te escribí, te monologué, te describí, te construí, te volví a la potencia de un recuerdo, de esos buenos que te vuelven a la vida de inesperado.La primera vez que te vi fue cuando mi abuelo agonizaba, todos teníamos junto a él demasiado tiempo, me parecía que desde siempre, la operación no había salido nada bien, el entierro se vislumbraba ya, un circo, para eso, te vi pasar rápido, no te alcance con ningún sentido. Eras como las palabras no las sonoras, eso es imposible, más bien las que se escapan o se despistan en un mal texto. Eras borrosa, abstracta, incolora, ni en metáforas cavias. Puse todo esfuerzo posible para plasmarte aunque fuera en una vaga conciencia. Lo ineludible como la monotonía de la vida. El café que aligera el tiempo, las charlas familiares protocolarias y de contacto para este tipo de casos. Al final del pasillo las doctoras con sus alas plegadas y sin poder volar, peleando con la tragedia eterna que no se puede detener, con el vuelo ya caída. La doctora llegó con la indiferencia solidaria de siempre, dándole vueltas a lo tonto para llegar a lo mismo. Todos ya lo esperábamos. Son de las noticias que por lo general ya vienen con el olor de a diario. Después volviste, casualidad… siempre en las etapas más importantes en mi vida. En esos adioses en los que uno tiene que improvisar a falta de guion o ganas de despedirse. En el tiempo donde la vida se cierra como luna llena para desaparecer. Donde el adiós era la despedida más digna o la única posible, o la única que puede ser escuchada. Cuando más soledad. Volvías infinitamente como ese racimo de estrellas fugaces que se nos regalan para el transcurso de la vida. Pero fue raro tu jamás fuiste destrucción, desolación o muerte como los demás decían que eras. Eras una especie de parque límpido donde uno puede comenzar a vivir cualquier paisaje absurdo y en extremo tranquilo, al que se puede volver con la casi alegría de siempre. Tal vez eso fue en el fondo, te espero por que me retornas a esa clase de sensaciones que la vida trata de que olvides. Venias con la delicadeza y fugacidad de siempre. Jamás deje de lado la oportunidad de poderte ver y decirte algo, no se, que fuera importante para que vieras que no eras solo una locura. Cada vez me siento más cansado, pero es imposible el naufragio, aunque uno se lance al mar a cada oportunidad. Poco a poco te deje de construir. La realidad se va muriendo tan rápido que ni tiempo de charlar con ella. A veces de tanto tiempo disponible, me pongo a caminar, a recorrer todo lo que recuerdo, ya no hay muchas cosas en las que uno pueda pensar sencilla y misteriosamente a la vez. Lo maravilloso en que conforme más se aleja la vida tú me vuelves un poco más. Ya no eres tan incierta, ya te pienso más finita. El otro día que intente hablarte, te volviste, pero en un instante te olvide. Ahora me vienes mas como un sueño o no se, es que estas tan vital, tan bella que casi eres transparente. Pero es raro por que te alcanzo en todos los sentidos, y te veo más laberinto más encrucijada. Hace varios días que tuve un sueño, el cual no se ha repetido, yo descansaba viendo una película o algo parecido, tu entrabas, normal, tranquila, como un día común a los que uno se acostumbra como si hubiera vivido desde siempre. Caía la noche como la brevedad infinita de una ola. Salías de las raíces de la soñolienta luz que se refugiaban bajo la ventana. Ocultabas por un momento la imagen de la luna colgada en la nada. Te acercabas. Yo te veía desde mi cama. Eras más bella al devorar la distancia. Creí que me cerrarías los ojos como lo hacías con todos, benevolente, suave, tan cercana. Para cuando vuelvas, tal vez en un instante menos bello o eterno, pueda decirte algo.

₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪

Ernesto Abundis Martinez. Coordinador de la Sala de Lectura "Tartaruga" en la localidad de Huaxtla en el Municipio de El Arenal (en el Estado de Jalisco). Estudia Letras Hispanicas en la UDG. Aficionado a la lectura, la creacion y demas sucesos relacionados e incorporados.

..

2 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

Visitas

ACADEMIA MEXICANA DE LA LENGUA

DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA

DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA
Vigésima segunda edición

Entradas populares

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails