Conociendo algo de Natalio Hernández Hernández

Nunca más un México sin nosotros.
Nunca más un México sin los pueblos


Nació en Naranjo Dulce, Ixhuatlán de Madero, Veracruz el 27 de julio de 1947. Ha sido presidente y fundador de asociaciones de lenguas indígenas como Nechikolistli tlen Nauatlajtouaj Maseualtlamachtianej, Organización de Profesionistas Indígenas Nahuas A. C. (1973-1976); la Alianza Nacional de Profesionistas Indígenas Bilingües, A. C. (1977-1980); Escritores en Lenguas Indígenas, A. C. (1993-1996) y de la Casa de los Escritores en Lenguas Indígenas (1997-1999), entre otras.

Algunos de los cargos que ha ejercido son Coordinador del Programa Nacional de Lenguas y Literatura Indígenas de la Dirección General de Culturas Populares del CONACULTA (1993-1996); miembro del equipo técnico para la elaboración del proyecto de creación del Instituto Nacional de las Lenguas Indígenas (2001) y director de Educación Informal y Vinculación de la Coordinación General de Educación Intercultural Bilingüe de la SEP (2002- 2004).

Entre su producción literaria se encuentran los títulos de poesía Veinte flores, una sola flor (1985); Canto Nuevo de Anáhuac (1984) y Papalocuicatl. Canto a las mariposas (1996). En ensayo tiene publicados In tlahtoli in ohtli/La palabra, el camino. Memoria y destino de los pueblos indígenas (1998) y El despertar de nuestras lenguas (2003).

Fue merecedor del Premio Nezahualcóyotl de Literatura en Lenguas Indígenas del CONACULTA, 1997; del Premio Bartolomé de las Casas otorgado por la Casa de América de España, entre otros.

Desde diversas instancias de la sociedad civil y organismos gubernamentales educativos y culturales, ha luchado por el reconocimiento de la cultura y los derechos lingüísticos de los pueblos indígenas, llevando sus propuestas a diversos foros tanto locales como internacionales desde, por lo menos, 30 años atrás.

Siendo Coordinador del Programa Nacional de Lenguas y Literatura Indígenas de la Dirección General de Culturas Populares del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) (1993-1996), Natalio Hernández organizó el Primer Encuentro Nacional de Escritores en Lenguas Indígenas y promovió la serie “Letras Indígenas Contemporáneas” con Editorial Diana, que publicó 10 títulos.

Fundador de la Casa de los Escritores en Lenguas Indígenas, en 1993, fue nombrado Presidente de la Asociación de Escritores en Lenguas Indígenas y, en reconocimiento a su ardua labor de promoción de las lenguas y literatura indígenas, en 1998 recibió el premio Fray Bartolomé de las Casas, otorgado por la Casa de América de España.



Bajo la lluvia

Natalio Hernández vivió una niñez iluminada por las formas poéticas inherentes a la civilización mesoamericana, transmitidas por una poderosa tradición oral que indicaba a los infantes como ahuyentar las prolongadas lluvias de la huasteca veracruzana pintando soles de ceniza.

"Desde la infancia crecí en medio de la poesía, al escuchar a los viejos de mi comunidad, lugar del que nunca me he desconectado porque me sigue nutriendo. Mis padres ahora ya son bilingües, también hablan español, aunque a mí me siguen hablando en náhuatl. Recuerdo que desde la infancia mi madre me decía: Monequi xihmalhui nochi tlen oncah ipan tlaltipactli, ipampa tlaltipactli quehuac tonana, ya tech tlacualtia, ‘es necesario que cuides todo lo que existe sobre la tierra, porque la tierra es nuestra madre, la tierra nos da de comer' y claro, esto que es poesía, también era real. Si no íbamos a limpiar la milpa, no había elotes, no había tomates, no había chiles, no había cacahuates, no había camotes, no había plátanos, no había caña, no había nada y por lo tanto no comíamos. Yo crecí en ese mundo en donde los pájaros nos despertaban en la mañana, en donde la naturaleza tenía una relación muy fuerte con la vida de la comunidad. Por ejemplo, durante los temporales a veces llovía 8 o 15 días seguidos y los niños queríamos salir a jugar pero no podíamos y, cuando se asomaba un poco el Sol, nuestros padres nos daban las cenizas del fogón para que pintáramos un Sol en el patio, se fuera la lluvia y el Sol nos alumbrara. Tengo un poema que hace referencia a esa imagen poética de mi infancia que se llama “Pintaré un Sol”.

Por supuesto que la infancia de Natalio también estuvo marcada por la violencia física y psicológica de la cultura hegemónica que le imponía valores totalmente ajenos. Recuerda, con tristeza y coraje, cuando el profesor de primaria golpeaba e hincaba con piedras en las manos a los niños y niñas que sorprendía hablando en lengua náhuatl dentro del salón de clases.

Nadando a contracorriente, Natalio logró terminar la educación secundaria para desempeñarse como profesor bilingüe náhuatl-español y, en 1965, lo enviaron como docente a Zacapoaxtla, en la Sierra Norte de Puebla en momentos en el que el sistema de la educación bilingüe empezaba en los estados de Hidalgo, San Luis Potosí, Veracruz y Puebla; siendo que, en Oaxaca, Chiapas y Chihuahua existía desde la década de los 50.

Natalio recuerda que Zacapoaxtla “era un enclave muy racista, a pesar de estar habitado mayoritariamente por pueblos nahuas. Los mestizos nos discriminaban a tal grado que a los perros callejeros les decían ‘bilingües'. Por supuesto que eso me dolió tanto que estuve a punto de pedir mi cambio al sistema de enseñanza no bilingüe, porque pensaba que de esa manera podría esconder mi realidad, mi origen. No lo hice y ahora no me arrepiento porque me habría convertido en un desarraigado, un renegado de mi cultura. Superé ese momento de crisis y después fui a trabajar a las faldas del Pico de Orizaba donde, un año más tarde, me ascendieron a supervisor. Como supervisor de profesores bilingües presté mis servicios en Huauchinango, Puebla y Tlanchinol, Hidalgo. En Huejutla, Hidalgo, estuve como Director Regional”.




Natalio Hernández ha sido un impulsor de la
educación bilingüe en México


Del macehualtlatolli al piltlatolli

Natalio Hernández, autor del ensayo “ In tlahtoli in ohtli” / “La palabra, el camino. Memoria y destino de los pueblos indígenas” ( Editorial Plaza y Valdés; México, 1998) a dvierte en las diferencias dialectales, la riqueza de los idiomas: “Cuando estuve en la Sierra Norte de Puebla llegué a Tlacopan, cerca de Atempan, rumbo a Tezuitlán, hablando con el náhuatl de la huasteca y una señora, que era monolingüe, carcajeándose me dijo: Tehuatzin amo titlahtoa nahuatl, titlahtoa totonaco , que traducido al español significa ‘Usted no habla náhuatl, habla totonaco'. Wsto ocurrió porque el náhuatl de la Sierra Norte de Puebla es muy reverencial, usa mucho la terminación tzin , por ejemplo no dicen ta , como decimos en la huasteca para el pronombre tú, dicen tehuatzin , tlacatzin y sihuatzin para señor y señora. Allí fue mi primer encuentro con una variante, en donde la parte reverencial está implícita en la lengua. En el náhuatl de la huasteca no se usa la forma reverencial en forma cotidiana, casi no existe, es un náhuatl llano, directo; un náhuatl “chichimeca”, diría yo. Después me encontré con los hablantes de Milpa Alta, de la Ciudad de México, quienes se precian de hablar un náhuatl clásico, antiguo y por lo tanto un náhuatl cultivado en tiempos del señorío Tenochtitlan. Después conocí a don Miguel León Portilla estudioso de la lengua y la cultura náhuatl; hablante y traductor del náhuatl clásico. A lo largo de, por lo menos, 30 años me he ido enriqueciendo, me he ido toltequizando , con el piltlahtoli , el idioma de los príncipes, el náhuatl cultivado, el náhuatl culto, el náhuatl exquisito sin dejar de hablar el masehualtlahtoli , el náhuatl popular.

"Hay que tener presente que durante la invasión europea, las instituciones dedicadas al cultivo de la lenguas mesoamericanas fueron destruidas. El Calmecac (escuela de estudios superiores) de Tenochtitlan queda como recuerdo, como noción de algo que existió al igual que los Tepochcali y los Cuicacali (casas de canto) desaparecieron. El lenguaje culto y ceremonial de los tlamatinih en los teocalli se perdió, prácticamente. En algunos lugares las lenguas empiezan a encontrar acomodo en muchos espacios ceremoniales, rituales e incluso académicos; por ejemplo en Papantla hay misas en totonaco, en Zongolica y Cuetzalan, en náhuatl. Hace 8 años en la clausura del Congreso Internacional de la Academia de la Lengua Española que se llevó a cabo en Puebla, a sugerencia de don Miguel León-Portilla, tuve una participación en náhuatl y español, discurso que fue muy elogiado por los congresistas”.

Organizaciones

En 1973, tras una breve estancia en la Ciudad de México, Natalio se inscribió en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, año en el que junto con un grupo de profesionistas bilingües crearon N echikolistli tlen Nauatlajtouaj Maseualtlamachtianej, Organización de Profesionistas Indígenas Nahuas, AC (OPINAC): “Nuestra organización no fue vista con buenos ojos y enseguida corrió el rumor de que nos estábamos organizando para tomar por asalto la Dirección General de Educación Extraescolar en el Medio Indígena que estaba bajo la dirección del antropólogo Raúl Rodríguez Ramos, en tanto que Gonzalo Aguirre Beltrán era Subsecretario de Educación Extraescolar y Cultura Popular y director General del INI. Les ‘calentaron la cabeza' para que nos echaran de las oficinas centrales enviándonos a provincia, yo me fui comisionado a Acatlán, Puebla y eso me impidió terminar la carrera de antropología.

"Años después (1977-1980) presidí la Alianza Nacional de Profesionistas Indígenas Bilingües AC (ANPIBAC), que derivó en un proceso que tiene que ver con el movimiento indígena contemporáneo del país, organización en donde empezamos a plantear un indigenismo de participación, porque en el siglo pasado, cuando surge el indigenismo de Estado, se caracterizó por ver a los indígenas con una actitud muy paternalista, asimilacionista e integracionista. Nosotros proponíamos participar en las instituciones, en el diseño y en la administración de los proyectos. El movimiento indígena de los 70 y principios de los 80 produjo un discurso ideológico y político a partir de los propios indígenas, discurso que se retoma después en el movimiento 500 años de Resistencia Indígena, Negra y Popular y se reafirma en el movimiento de Chiapas de 1994 del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que tiene sus orígenes desde la OPINAC en 1973, en el Congreso Indígena de Chiapas de 1974, el Congreso Nacional de Pueblos Indígenas de 1975 y en el Congreso Nacional de la ANPIBAC de 1977.

"En 1997 los escritores en lenguas indígenas elaboramos la Declaración sobre la Diversidad Étnica, Lingüística y Cultural de México que después tomó cuerpo en una Iniciativa de Ley que presentamos en 1998 en la Cámara de Diputados. 5 años después, el Congreso Legislativo aprobó la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas. Incluso el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (creado como parte del Decreto de Ley de Derechos Lingüísticos) es una conquista del movimiento indígena de México, lo planteamos en el Congreso Nacional de Pueblos Indígenas celebrado en Pátzcuaro, Michoacán en 1975.”






Fuentes:
http://www.uaq.mx/fcps/tribuna/337/opi06.htm



http://www.publicaciones.cucsh.udg.mx/pperiod/espiral/espiralpdf/Espiral%2022/25-59.pdf


http://www.mexartes-berlin.de/esp/03/hernandez.html


Imagen: http://www2.nl.gob.mx

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