Salas de Lectura o Nunca nada será suficiente

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Existen 16,100 libros en el Estado que han sido donados para la difusión y promoción de la lectura. Cualquiera podría alegar que esa cantidad es insuficiente ante las miles de personas que habitan en Yucatán, pero como todo en la vida, cualquier cantidad (por mínima que sea), con la administración, dedicación y sapiencia necesarias podría generar intereses e incluso obrar milagros.

Lo anterior es por la efusiva respuesta que tuvo la presentación del excelente Programa Biblioteca Básica de Yucatán que nos hizo olvidar que desde el 2003 Yucatán forma parte del Programa Nacional de Salas de Lectura. Este programa nacional se creó en 1995 y es impulsado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, las Secretarías de Educación y Cultura, los Consejos o Institutos de Cultura de la Republica Mexicana, la Secretaría de Relaciones Exteriores y personas voluntarias convencidas de la importancia de formar lectores en su comunidad.

Existen en el Estado 161 Salas de Lectura, de las cuales se está llevando ahora un seguimiento para saber cuáles están funcionando y cuáles están perdidas o en el olvido.

El programa funciona con un presupuesto bipartita entre el CONACULTA y el ICY, en el cual se cubren los costos de hospedaje, alimentación y capacitación de los encargados de ejecutar el programa y hacer que éste funcione, al menos al momento en que se inscriben al primer módulo para capacitarse como instructores o coordinadores de una sala.

Por lo general es muy fácil pertenecer al programa, los promotores de lectura o el coordinador de sala, tienen que ser personas que lean y que tengan la disponibilidad y el interés por la formación de lectores.

El coordinador de la sala puede ser un profesor, un bibliotecario, un estudiante universitario, un académico o una ama de casa. El programa ofrece cursos de capacitación que incluye tanto el mecanismo del programa, así como estrategias de lectura para aplicarlas con nuestros potenciales lectores.

El promotor debe de tener un proyecto en el que informe a la Coordinación General y al CONACULTA en dónde piensa ubicar su sala (ésta puede ser en una escuela, restaurante, parques, jardines, casas particulares, instituciones públicas, etc.) y a qué público está dirigida.

El CONACULTA le dona al coordinador de la sala un acervo de 100 libros entre sus ediciones y coediciones para que con éstos inicie su labor de promover la lectura.

El responsable de cada sala tiene que entregar un informe de actividades de manera trimestral, asimismo se le invita a participar en encuentros de trabajo y actividades que se organizan en fechas como El día Mundial del Libro.

Ahora bien, en Yucatán se atiende a niños en diversos municipios del Estado (existen salas de lectura en 30 municipios), también se ha hecho con este programa una importante labor social, como la Sala de Lectura y el taller de creación literaria que se hizo en el CERESO de Mérida, así como la sala de lectura del ISSSTEY del barrio de Santa Ana que es para adultos de la tercera edad y la sala para invidentes que funciona en la colonia Yucatán.

En realidad cada coordinador a partir de sus intereses y de sus posibilidades se reúne con diferente público, lo importante de esto es que se genere un contacto con los libros entre el coordinador y los usuarios. Una característica importante es el préstamo a domicilio, ya que entonces la sala se convierte en una pequeña biblioteca y en una red de personas que comparten sobre todo experiencias de lectura.

De alguna forma se ha criticado al programa por los libros que entrega entre sus acervos, alegando que son insuficientes y que no se encuentran muchos libros que puedan ser atractivos para los integrantes de la sala. Aunque hay que señalar que el CONACULTA entrega tres acervos, según al tipo de lector al que uno se quiera enfocar: inicial, intermedio y avanzado.

Entre las ediciones del CONACULTA podemos encontrar desde libros clásicos de Cervantes, Calderón de la Barca, hasta libros como “Trilce y los Heraldos Negros” de Vallejo, “Altazor” de Huidobro o los premios más importantes de la Literatura Joven de México, como el “Julio Torri” de cuento, el “José Vasconcelos” de ensayo, el “Elías Nandino” de poesía, el “Gerardo Mancebo del Castillo” de dramaturgia, entre otros.

Además también se encuentra la colección de la Centena, la cual contiene novela, ensayo, poesía y dramaturgia de los autores más representativos del país, o los que al menos han generado parte de la actual tradición literaria. También se cuenta con obras de corte infantil y juvenil que nos muestran el gran avance que existe en el género para niños. El programa es una oportunidad para contextualizarnos con la actualidad de la literatura mexicana o más bien una parte (muy importante) de ella.

Ahora, el programa suena muy bien, pero hay que hacer esfuerzos extras que no entran dentro de los presupuestos, como la adquisición de material propio o en algunos casos poner a disposición de los lectores de nuestra sala nuestra biblioteca personal.

Aquí lo importante es la promoción de la lectura. Algunos lo harán por razones altruistas, otros para conocer amigos, algunos para generar debates en torno a los mismos intereses literarios y otros simplemente por el afán de leer.

Por lo mismo considero importante poner de nuestra parte para que los programas que estén a favor de la lectura sirvan principalmente para eso, que se les dé más difusión, que se encuentren en las ferias estatales del libro aunque sea para saber de su existencia, que el presupuesto que se ejerza sea efectivamente para la promoción de la lectura y el encuentro con los lectores y no para otros fines.

No hay que lamentarse por los costos excesivos de los libros y a partir de eso cuestionar el alejarnos de la lectura, sino encontrar los mecanismos que sirven para cumplir con esta labor y acercarnos a ellos.

Afortunadamente Yucatán se suma a esta necesidad de acercar el libro a los lectores con el lanzamiento de su nuevo programa BBY. Salas de Lectura y ahora Biblioteca Básica de Yucatán están haciendo lo posible para ir contra las estadísticas que nos hacen un país no lector.

Hay otro grupo, entusiasta y sobre todo comprometido con la lectura, “Leer por placer”, un grupo de jóvenes universitarios que no viene a salvar a la entidad de las “maldades” literarias, sino que asume un compromiso con la lectura y también está a favor de esta necesidad y compromiso para con el lector, pero bueno, en realidad hay tanto que leer, tanto que compartir, que nunca nada será suficiente, ya que al día se editan tantos libros que nunca podremos darle a eso alcance.

Para saber más de los programas consulte:




Foto: Archivo del PNSLY


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