¿Quiénes son? Promotores de Lectura




J. Vicente Romero Ortíz ®

Este pensamiento de Tetrarca lo encontramos en el excelente libro: “Una historia de lectura” de Alberto Manguel, quien trabajando en una librería conoció a Jorge Luis Borges, quien le ofrece el trabajo de leerle en voz alta. Manguel nos cuenta que le leía y cuáles eran las reacciones de Borges, por lo que escuchaba. Así es la narrativa de Manguel: proporciona una historia que genera recuerdos personales, conceptos teóricos claros que nos permiten recordar nuestras experiencias como las primeras lecturas, lo que leemos hoy en la cama, y cómo las lecturas nos relacionan con nuestro entorno.


La palabra “PROMOTOR”, se forma de PRO = a favor de y MOTOR = movimiento. Es decir: promotor de lectura es el que hace algo para que los demás lean, es el que tiene ideas para sensibilizar, para que nazcan lectores, como el que contagia narrando lo que lee para despertar en otros el gusto por leer.


Hace días tuve el honor de conocer a la Profesora Rosario Álvarez Jiménez, quién dedicó su vida, por más de 35 años, a promover bibliotecas coloridas, vivas, con normas sencillas de uso, donde jóvenes y niños, hoy disfrutan el acto de leer como juego placentero; en su cálida casa, al norte de Cuernavaca, su voz emocionada narró su lucha para que las instituciones educativas de México cambiaran esencialmente su labor de inducción a la lectura por formas vivencialmente atractivas, de juegos, cantos y lecturas en voz alta, logrando reconstrucciones interactivas de los cuentos donde los niños lectores deciden cambios de personajes, elección de tramas y finales de historias. Con ojos humedecidos recordó su labor frente a niños de ambientes sociales de alto riesgo y delictivos, que revaloraban sus vidas con sentido de hogar, en el ambiente lúdico de la biblioteca. Honor a quien honor merece, reconocemos en ésta columna a la Profesora Rosario Álvarez Jiménez por su calidad de formadora de lectores, es decir de: PROMOTORA DE LECTURA.


Hablando de esto, recuerdo un libro titulado “¡ODIO LEER!”, que nos cuenta que una tarde Víctor, su personaje principal, estaba en su escritorio fingiendo que leía para después ver la tele, cuando de pronto un cocodrilo con chaqueta blanca salió de una página de libro invitándolo para que lo acompañara por caminos de letras y palabras en el libro; y Víctor de defendió argumentando: “¡pero yo odio leer!”, sin embargo Víctor inesperadamente se encontró dentro de la historia realizando un viaje en compañía de un conejo saltarín de botas negras de granjero quien le contó historias dignas de noticias periodísticas, cuando apareció también en escena una rana con sombrero, de pluma y aire intelectual, a la que le urgía convertirse en príncipe, y que le solicitaba ayuda a Víctor, cuando entonces….. sucedió que……


Como ven los personajes lograron que Víctor viviera una aventura leyendo, y lo principal: ¡se hizo lector! A pesar de tener una terrible enfermedad contagiosa y contemporánea: ¡odiaba leer! Los libros son portadores, al leerlos, de mensajes significativos y silenciosos capaces de alterar la existencia de un niño, de un pueblo, o de una cultura.


Un promotor de lectura acerca de manera amena y atractiva los libros a la vida de los niños logrando la quijotesca tarea de animar su lectura, acompañándolos en su “llegar a ser” y aprendiendo a mirar el mundo, es decir leyendo para ver.


CONACULTA con excelente visión ha promovido la ASOCIACION NACIONAL DE PROMOTORES DE LECTURA A.C., y cada año se organiza un encuentro nacional que los actualiza en la bella labor que reconocemos como humanamente grandiosa. ¡FELICIDADES!.

Me despido, queridos lectores narrándoles que Don Santiago, viejo de 80 años, fue quien hace mucho se robó las letras. Hoy en su hamaca, lee un libro. Absolutamente concentrado, va entretejiendo las letras arrebatando al papel el sentido de su mensaje. El sonríe por cada palabra que le roba al libro. De niño vio con tristeza que los niños blancos aprendían las letras cuando descubrió que él era indio. Fue de joven, que decidió cambiar las cosas: Si nadie le iba a enseñar a leer y a escribir, por ser indio ¡él se robaría las letras! Y lo empezó a hacer despacio, en silencio y sin que nadie se diera cuenta: una letra cada vez, primero cómo suena, luego cómo se escribe y después juntarlas y después repetir las palabras que empiezan con ella. Desde ese día su morral además de frutas y pozol, llevaba papel y lápiz para pintar las letras que se robaba; escribiendo letras deletreo palabras. Un día cuando se había robado ya todas las letras, supo leer y escribir. Hoy de viejo, comparte sus secretos: narra los secretos que todos los días le arranca a pedazos a las páginas de los libros que llegan a sus manos.


Queridos lectores: seamos todos PROMOTORES DE LECTURA: acerquemos con nuestras palabras textos bellos a nuestros niños, para que entre cuentos nos leamos.


...

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