La versión en papel aún es rentable en México: Roberto Banchik
Después de dos años con tendencia a la baja, las ventas de libros en México habrían repuntado en 2010. Y pese a la mala racha que registraron, se mantienen a años luz todavía respecto al mercado de las publicaciones digitales.
Ambas industrias, la primera tradicional, la segunda de innovación, se enfrentan a problemáticas distintas y, casualmente, a un enemigo común: la piratería.
De acuerdo con los últimos datos de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), 2008 y 2009 fueron años de descensos en la comercialización de libros impresos. Sólo ese último año se produjeron 121 millones 853 mil ejemplares, lo que representa una reducción de 2.8 por ciento en comparación con el año anterior. Aún no hay cifras de 2010.
La comercialización de ejemplares en 2009 disminuyó 6.9 por ciento respecto a 2008, situándose en alrededor de 129 millones de unidades, equivalentes a ocho mil 237 millones de pesos.
Victórico Albores Santiago, presidente de la Caniem, aseguró que lo anterior da cuenta de una industria "con grandes problemas" asociados a la difícil situación de la economía mundial. A pesar de ello, adelantó que existe una ligera recuperación en las cifras de 2010 que serán dadas a conocer a finales de este año durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Los factores que detonarían el auge de las editoriales en el país, consideró, son la creación de estímulos fiscales similares a los impulsados en los años setenta, que incluían una reducción del 50 por ciento del Impuesto Sobre la Renta (ISR), y un programa de subsidios que permita volver a invertir las utilidades en la generación de más libros.
Recordó que en la actualidad la industria sólo cuenta con mecanismos de apoyo, como la exención en el pago del Impuesto al Valor Agregado (IVA), insuficiente si se compara con los soportes recibidos en otros países, que incluyen programas de estímulos a la exportación e incentivos para adquirir créditos.
El presidente de la Caniem manifestó que han tenido acercamientos con las secretarías de Economía y Crédito Público, en donde han planteado la problemática que vive la industria editorial, con el objetivo de lograr apoyos, sin que hasta el momento hayan fructificado.
Una de las peticiones que le han planteado al gobierno para mejorar su situación, es la posibilidad de editar los libros utilizados en las escuelas primarias en el país, como lo hacen ya a nivel secundaria.
El esquema considera que el libro sería vendido en un máximo de 35 pesos por unidad, y los costos de la producción se dividirían entre el gobierno federal con un 60 por ciento y los gobiernos estatales con el porcentaje restante.
Cabe recordar, que desde 1959 la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos es la encargada de elaborar los textos que se distribuyen en las primarias de todo el país.
Roberto Banchik Rothschild, director de Random House Mondadori en México, distribuidor de libros digitales e impresos en España y nuestro país, refirió que el papel del gobierno como único editor de los libros de texto de primaria "es un duro golpe a la industria editorial mexicana", y sugirió que en la medida en que el sector gubernamental deje de ser el productor de los libros y se convierta en el regulador de los contenidos "la industria editorial crecería muchísimo".
Nuevo reto
Un reto que asume la industria editorial nacional es la entrada de los libros digitales en el mercado mexicano.
Victórico Albores opinó que el libro digital avanza con "lentitud" en el país, pero reconoció que "se convertirá en un negocio que va a florecer" cuando logre sobreponerse a los altos costos que le significan a la población el adquirir los dispositivos diseñados para la lectura en las pantallas.
Detalló que la integración de la lectura digital en México trae consigo problemáticas que conciernen al entorno internacional, como el respeto a los derechos de autor y la proliferación de la piratería en mayor escala que la del libro impreso, lo cual podría ser "terrible" para la industria editorial.
Mencionó que de acuerdo con diversas encuestas a las que ha tenido acceso, la piratería llega a alrededor de mil 300 millones de libros en la red a escala internacional, cifra que va en aumento y que puede ser equiparable a la de los libros físicos que se distribuyen de manera ilegal en este momento.
Una de las acciones que ha emprendido la Caniem junto con la Coalición por el Acceso a la Cultura, de la cual forma parte, es el envío de una carta a la Presidencia de la República para que se sume a la firma de un acuerdo que pugne por el respeto a las leyes del derecho de autor, lo cual podría significar un apoyo a la industria editorial en su migración a los medios digitales con tal de evitar una "catástrofe" para el negocio de los libros.
Roberto Banchik indicó que en México todavía no existe una fuerte penetración de libros electrónicos, por lo que la empresa que dirige se está preparando para conformar su oferta, para cuando el mercado crezca.
Detalló que existe un círculo vicioso porque la venta de portadores de contenido electrónico no ha crecido debido a que no se han suministrado títulos suficientes en el mercado, en función precisamente de la baja penetración de los dispositivos entre los consumidores.
Aseguró que Random House Mondadori, preparándose para el despegue del negocio, incorpora de 20 a 30 libros digitales por mes a su oferta, que pueden ser adquiridos en algunas librerías del país.
Una alternativa para incentivar el mercado, dijo, ha sido la creación de empresas como Libranda, sitio de Internet encargado de almacenar y distribuir los libros de diversas editoriales, con lo cual buscan comercializar sus productos a un mayor número de usuarios.
Con relación al problema de la piratería, advirtió que una solución viable sería la adopción de controles tecnológicos, además de las alternativas legales que se pudieran poner en marcha.
Roberto Banchik afirmó que la transformación en la industria, en función de la demanda, traerá consigo el cierre de editoriales que no se hayan adaptado a las nuevas circunstancias del mercado; en contraposición, indicó, han surgido nuevas empresas que manejaban contenido sólo en Internet y que ahora editarán libros interactivos.
Concluyó que a pesar de las problemáticas "hoy por hoy, la industria editorial (impresa) es rentable".
Alberto Achar Abadi, gerente de mercadotecnia de Gandhi, indicó que desde hace dos años la librería ha puesto 20 mil libros digitales a la venta -algunos son gratuitos-, a través de su sitio en la red, de los que se descargan 300 títulos cada mes, pero sólo cien son comercializados.
Además, se sumó a la preocupación de la industria por las copias ilegales de las publicaciones, "ya que todo lo digitalizado termina siendo pirateado".
Achar Abadi señaló que el mercado de los libros es "complejo" y requiere que el volumen de ventas sea alto para ser rentable. Agregó que como librería seguirán creyendo en la existencia de un mercado nacional de venta de ejemplares impresos en el que continuarán su inversión.
Ambas industrias, la primera tradicional, la segunda de innovación, se enfrentan a problemáticas distintas y, casualmente, a un enemigo común: la piratería.
De acuerdo con los últimos datos de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), 2008 y 2009 fueron años de descensos en la comercialización de libros impresos. Sólo ese último año se produjeron 121 millones 853 mil ejemplares, lo que representa una reducción de 2.8 por ciento en comparación con el año anterior. Aún no hay cifras de 2010.
La comercialización de ejemplares en 2009 disminuyó 6.9 por ciento respecto a 2008, situándose en alrededor de 129 millones de unidades, equivalentes a ocho mil 237 millones de pesos.
Victórico Albores Santiago, presidente de la Caniem, aseguró que lo anterior da cuenta de una industria "con grandes problemas" asociados a la difícil situación de la economía mundial. A pesar de ello, adelantó que existe una ligera recuperación en las cifras de 2010 que serán dadas a conocer a finales de este año durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Los factores que detonarían el auge de las editoriales en el país, consideró, son la creación de estímulos fiscales similares a los impulsados en los años setenta, que incluían una reducción del 50 por ciento del Impuesto Sobre la Renta (ISR), y un programa de subsidios que permita volver a invertir las utilidades en la generación de más libros.
Recordó que en la actualidad la industria sólo cuenta con mecanismos de apoyo, como la exención en el pago del Impuesto al Valor Agregado (IVA), insuficiente si se compara con los soportes recibidos en otros países, que incluyen programas de estímulos a la exportación e incentivos para adquirir créditos.
El presidente de la Caniem manifestó que han tenido acercamientos con las secretarías de Economía y Crédito Público, en donde han planteado la problemática que vive la industria editorial, con el objetivo de lograr apoyos, sin que hasta el momento hayan fructificado.
Una de las peticiones que le han planteado al gobierno para mejorar su situación, es la posibilidad de editar los libros utilizados en las escuelas primarias en el país, como lo hacen ya a nivel secundaria.
El esquema considera que el libro sería vendido en un máximo de 35 pesos por unidad, y los costos de la producción se dividirían entre el gobierno federal con un 60 por ciento y los gobiernos estatales con el porcentaje restante.
Cabe recordar, que desde 1959 la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos es la encargada de elaborar los textos que se distribuyen en las primarias de todo el país.
Roberto Banchik Rothschild, director de Random House Mondadori en México, distribuidor de libros digitales e impresos en España y nuestro país, refirió que el papel del gobierno como único editor de los libros de texto de primaria "es un duro golpe a la industria editorial mexicana", y sugirió que en la medida en que el sector gubernamental deje de ser el productor de los libros y se convierta en el regulador de los contenidos "la industria editorial crecería muchísimo".
Nuevo reto
Un reto que asume la industria editorial nacional es la entrada de los libros digitales en el mercado mexicano.
Victórico Albores opinó que el libro digital avanza con "lentitud" en el país, pero reconoció que "se convertirá en un negocio que va a florecer" cuando logre sobreponerse a los altos costos que le significan a la población el adquirir los dispositivos diseñados para la lectura en las pantallas.
Detalló que la integración de la lectura digital en México trae consigo problemáticas que conciernen al entorno internacional, como el respeto a los derechos de autor y la proliferación de la piratería en mayor escala que la del libro impreso, lo cual podría ser "terrible" para la industria editorial.
Mencionó que de acuerdo con diversas encuestas a las que ha tenido acceso, la piratería llega a alrededor de mil 300 millones de libros en la red a escala internacional, cifra que va en aumento y que puede ser equiparable a la de los libros físicos que se distribuyen de manera ilegal en este momento.
Una de las acciones que ha emprendido la Caniem junto con la Coalición por el Acceso a la Cultura, de la cual forma parte, es el envío de una carta a la Presidencia de la República para que se sume a la firma de un acuerdo que pugne por el respeto a las leyes del derecho de autor, lo cual podría significar un apoyo a la industria editorial en su migración a los medios digitales con tal de evitar una "catástrofe" para el negocio de los libros.
Roberto Banchik indicó que en México todavía no existe una fuerte penetración de libros electrónicos, por lo que la empresa que dirige se está preparando para conformar su oferta, para cuando el mercado crezca.
Detalló que existe un círculo vicioso porque la venta de portadores de contenido electrónico no ha crecido debido a que no se han suministrado títulos suficientes en el mercado, en función precisamente de la baja penetración de los dispositivos entre los consumidores.
Aseguró que Random House Mondadori, preparándose para el despegue del negocio, incorpora de 20 a 30 libros digitales por mes a su oferta, que pueden ser adquiridos en algunas librerías del país.
Una alternativa para incentivar el mercado, dijo, ha sido la creación de empresas como Libranda, sitio de Internet encargado de almacenar y distribuir los libros de diversas editoriales, con lo cual buscan comercializar sus productos a un mayor número de usuarios.
Con relación al problema de la piratería, advirtió que una solución viable sería la adopción de controles tecnológicos, además de las alternativas legales que se pudieran poner en marcha.
Roberto Banchik afirmó que la transformación en la industria, en función de la demanda, traerá consigo el cierre de editoriales que no se hayan adaptado a las nuevas circunstancias del mercado; en contraposición, indicó, han surgido nuevas empresas que manejaban contenido sólo en Internet y que ahora editarán libros interactivos.
Concluyó que a pesar de las problemáticas "hoy por hoy, la industria editorial (impresa) es rentable".
Alberto Achar Abadi, gerente de mercadotecnia de Gandhi, indicó que desde hace dos años la librería ha puesto 20 mil libros digitales a la venta -algunos son gratuitos-, a través de su sitio en la red, de los que se descargan 300 títulos cada mes, pero sólo cien son comercializados.
Además, se sumó a la preocupación de la industria por las copias ilegales de las publicaciones, "ya que todo lo digitalizado termina siendo pirateado".
Achar Abadi señaló que el mercado de los libros es "complejo" y requiere que el volumen de ventas sea alto para ser rentable. Agregó que como librería seguirán creyendo en la existencia de un mercado nacional de venta de ejemplares impresos en el que continuarán su inversión.
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